La obra de Don Juan Tenorio de José Zorrilla fue publicada en 1844. Pertenece al
Romanticismo, movimiento que surge como reacción contra el racionalismo; entre sus características destacan el
sentimiento, la libertad individual y la utilización de la naturaleza como
escenario para la evasión y búsqueda de paraísos perdidos.
Nos vamos a centrar en el final de la obra, momento en el
que Don Juan una vez que está muerto
empieza a arrepentirse; se presenta en el panteón donde se está celebrando su
muerte y allí estrecha la mano a Don Gonzalo, quien lo quiere llevar al
infierno. Pero aparece Doña Inés y lo lleva con ella hasta el cielo donde
vivirán juntos para la eternidad.
Lo más significativo de este desenlace es la intervención de
Doña Inés para salvar a Don Juan cuando parecía que ya no tenía escapatoria y
que su destino final sería acabar en el infierno. Gracias a Doña Inés cambia el rumbo final de la
suerte de Don Juan.
Realmente en todas las obras románticas el final es trágico,
en esta obra la particularidad reside en que la muerte es sustituida por la
salvación de amor de Doña Inés a Don Juan. También es curioso que el amor
durante la vida de los amantes resulte imposible, mientras que una vez que
mueren, el amor les llega a ambos de tal modo que será eterno.
Por otra parte, como drama romántico, hay muchas semejanzas y rasgos propios
del Romanticismo en esta obra, por ejemplo: la acción se suele situar de noche,
típico de las obras románticas pues hace referencia a lugares tenebrosos y
lúgubres, como el cementerio donde están Doña Inés y el resto de personajes
fallecidos. El amor imposible entre Doña Inés y Don Juan, de ahí el sentido
trágico de las obras románticas. El protagonista en este caso Don Juan se
siente como un héroe, seguro de sí mismo tras sentirse capaz de conquistar a
Doña Inés por la apuesta a la que se nos hace referencia al principio de la
obra. Además hay que señalar el gusto excesivo por lo sobrenatural, lo
misterioso: las sombras hablan, las estatuas cobran vida, se idealiza tanto el
cielo como el infierno, lo que hace que haya una ruptura con lo cotidiano. Y el
predominio del sentimiento por encima de la razón, esto lo vemos reflejado en
la actitud de Doña Inés cuando estaba enamorada de Don Juan, ella intentaba
evadir todo sentimiento que tenía hacia
él. Por último, también nos encontramos con la aparición de ambientes rurales, puesto que
los románticos tendían a exaltar a épocas ya pasadas, lugares exóticos… que
servían como refugio para su evasión.
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