jueves, 11 de septiembre de 2014

La Regenta. Del cap. XXVI al XXX. Desenlace de la historia: Adulterio y tragedia final.

En el cap. XXVI De Pas y Ana se reconcilian y, en compensación, Ana le promete que saldrá descalza como penitente en la procesión de la Semana Santa (con esto el Magistral pretende mostrar a sus enemigos que no ha perdido autoridad sobre Ana). Después de la experiencia del Viernes Santo, Ana sufre una nueva enfermedad. Para su recuperación,  Mesía sugiere al Marqués de Vegallana que Ana pase una temporada en su finca. De esta manera Mesía podría quedarse a solas con ella. En el cap. XXVIII sucede algo fundamental para el desenlace de la historia. En uno de los paseos por la finca de los marqueses, Ana y Mesía, que caminaban separados del grupo se ven sorprendidos por una tormenta y se refugian en una cabaña. Álvaro aprovecha la ocasión para declararle su amor. Pasan todavía unos días hasta que Ana, después de ésta declaración de amor, se convierta en amante de Mesía.
Ana y Mesía ya amantes se encuentran casi a diario en el dormitorio de Ana (algo que no debe sorprender pues ella y su marido no dormían juntos). Mesía pasa cada noche y antes de que se despierte el marido escapa por el balcón sin levantar sospechas. Petra la criada de los Quintanar, es la primera en saber que Mesía  está todas las noches en la alcoba de la Regenta haciéndole el amor, y decide contárselo al Magistral. Lo hace porque odia a Ana y porque desea trabajar en casa del Magistral y piensa que así conseguirá sus propósitos. De Pas, dolido por los celos, quiere vengarse, se siente humillado, como si fuera a él a quien están engañando. Le gustaría asesinar con sus manos a Mesía, pero es un cura y no puede hacer nada, por eso, con la colaboración de Petra, idea el modo de vengarse: Don Víctor se levanta todos los días a las siete de la mañana para ir a cazar, pero Petra debía adelantarle el despertador una hora de este modo vería como Mesía abandonaba la alcoba de Ana.
En el Cap. XXX (final de la novela), el plan funciona. Quintanar se despierta antes y aunque descubre a los amantes,  se marcha de caza  como tenía pensado ese día. Sin embargo, al volver a casa, Fermín De Pas lo espera y lo convence para que defienda su honor en duelo con Mesía. Álvaro es un cobarde y no quiere “batirse en duelo” de pistolas. Además Quintanar es muy buen tirador, uno de los mejores de Vetusta. El marido de Ana tampoco quiere el duelo ni matar a Álvaro. Los dos luchan por las presiones de los demás. En el duelo, por casualidad Mesía mata al marido de Ana.  Mesía huye a Madrid y escribe a la Regenta una carta que le deja aún más abatida y sólo.

La Regente termina aislada, señalada por la sociedad como adultera y causante de la muerte de su marido. La novela se cierra con un último encuentro, del todo desgarrador, entre Ana y Fermín en la catedral  (los fragmentos 3, 4 y 5 recogen estos momentos finales de la obra)

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