El fragmento que vamos a comentar se sitúa en el capítulo
XXVI perteneciente al tomo II. Este texto trata sobre la próxima aparición de
Ana Ozores en la procesión del día siguiente. Al principio tenemos
conversaciones entre algunos personajes y gracias a ello nos enteramos del tema
del fragmento. Al final de este, vemos cómo Ana Ozores se arrepiente en última
instancia de ir descalza detrás del paso, exponiendo delante de todos que es
una pecadora y por ello tiene que hacer ese sacrificio. El magistral, por su
parte, se siente que va a ganar su respeto en Vetusta y va a triunfar sobre sus
enemigos. El origen de la ofrenda de Ana Ozores, proviene de una proposición
que le hizo el magistral para expurgar todos sus pecados de deseos amorosos e
impulsos sexuales reprimidos. Claro que a esto hay que añadirle el suceso en el
baile de carnavales, donde Ana se desmayó en los brazos del supuesto “Don
Juan Tenorio” de vetusta, Álvaro Mesía,
principal rival de don Fermín.
La
abundancia de diálogos nos permite ver cómo comenta esta noticia el resto de la
aristocracia, con críticas, envidias (“La
envidia crecía en su pecho”), una burguesía donde predomina la falsedad
entre sus componentes ya que en su mayoría son amigos de la Regenta. Clarín,
mediante el diálogo también, hace una descripción detallada de la indumentaria
que llevará la regenta para el evento; el color del traje, el material, la
túnica, el calzado…Esto es una característica clara del realismo. Por último,
los diálogos tratan de retratar de forma más fiel el idiolecto de los
personajes, de forma que usa un vocabulario propio a su cultura y modo de
expresión.
El
narrador que usa la tercera persona introduce el monólogo interior gracias al
estilo libre indirecto que, como ya sabemos, tiene el verbo omitido referido a
sentir, percibir y pensar, y reproduce lo más íntimo de los personajes. Este análisis
psicológico de los personajes es de influencia de la novela rusa que se asienta
en España sobre 1890. Por ello, a Ana Ozores, que dentro de toda su seria
personalidad, la vemos que también piensa en su marido y se compadece de él; “ ¿No iba a estar en ridículo aquel marido que tenía que ver a su
esposa descalza, vestida de morado, pisando el lodo de todas las calles de la
Encimada […]?” Mientras que en don Fermín vemos una actitud no apropiada
para un clérigo que supuestamente defiende la justicia del mundo, el amor al
prójimo y nunca el odio a sus enemigos; “¡El
miércoles el entierro del ateo convertido, el viernes el entierro de Cristo, y
en ambos él, don Fermín triunfante, lleno de gloria, Vetusta admirada,
sometida, los enemigos tragando polvo, dispersos y aniquilados!”. Quizás
reflejo este de la corrupción de la Iglesia.
Hay
marcadores de tiempo y espacio; “El
jueves santo” y Vetusta, Zaragoza, iglesia de San Isidoro y también
alusiones históricas, se menciona a los fariseos. Por otro lado, el tiempo de la obra coincide
con el real. Era el momento de la Restauración con el partido turnista de
liberal y conservador, la Iglesia había recuperado el poder perdido en la
Primer República…Este poder de la Iglesia puede verse en la obra.
Por
último, comentaremos algunos rasgos que hacen a la obra realista. Hay
intertextualidades; cuando Quintanar cita los versos poéticos “¡No
podrán vencerme/y me vencieron!”. Escenas típicas costumbristas como es la
noticia que va de voz en voz o tradiciones como es la procesión de Semana
Santa. Se instaura dentro del naturalismo también porque refleja a seres hasta
ahora marginado en la literatura; la protagonista es una mujer. Y, finalmente,
esa ironía típica de Clarín que vemos en el destino o en lo trágico; Ana se
labra su propio futuro, corre hacia lo que será su desgracia; va a asistir a la
procesión y ello le causará enfermar y que tenga que dejar Vetusta por un
tiempo.
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