El artículo empieza con unas
reflexiones de Larra sobre si las costumbres españolas estaban y estarán
determinadas según la clase social a la que pertenecen, refiriéndose a las
personas a finales del s. XVIII y a su época (s. XIX).
Después prosigue con una
conversación que llevan dos personas vestidas a lo del s. XVIII, el siglo de
las luces o la ilustración. Estos dicen indirectamente que gracias a los de la
ilustración la gente de ahora es lo que es, y tienen fábricas, educación, etc.
También hablan de la defensa de las costumbres y del modo de la educación dada
en el siglo XVIII, en la que se distinguían las clases sociales en el vestir,
los niños rendían más en los estudios porque se cursaba lo más práctico y útil
(desde su punto de vista), cuando los hijos e hijas se casaban pedían permiso a
los padres, la educación era mejor a base de golpes, eran mejores los hombres y mujeres
que se casaban por acuerdo de los padres y sin conocerse, etc. Además este par
critica la sociedad de ahora donde todo el mundo hace lo que le place y su
educación, con materias inútiles y un método de aprenentaje muy blandengue.
Finalmente Larra dice que esos
dos hombres habían hecho un artículo de costumbres mejor que los que él
escribía.
En este artículo Larra nos cuenta en general, que la
educación viene determinada por la clase social a la que perteneces. Luego nos
habla de forma concreta sobre la educación de la Ilustración y la de su época.
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia el
modelo a seguir de educación. Para esto plantea dos posibilidades, la dura
educación del siglo XVIII frente a la afeminada culturización del siglo XIX.
Larra desarrolla su crítica des de un punto de vista objetivo, ya que encuentra
cosas beneficiosas y perjudiciales en los dos modelos de educación
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